El estilo crol es junto con el de espalda los que mayores beneficios nos aportan, pero hay que practicarlos correctamente.
Los médicos nos recomiendan nadar, pero a este consejo hay que añadirle la palabra “bien”. Si nadamos sin técnica, realizando movimientos bruscos, el nadar puede llegar a ser contraproducente.
El error más común en los principiantes generalmente suele ser nadar con la cabeza demasiado alta. Debemos girar la cabeza hacia un lado sin dejar de tener la mejilla y la oreja en contacto con el agua. Además de mejorar el flujo y la alineación del cuerpo, se minimiza la tensión cervical.
Es recomendable respirar de forma bilateral. Es decir, tanto por el lado izquierdo como por el derecho. Se puede respirar por ambos lados de diferentes formas, el más utilizado es el que inhala aire cada tres ciclos de brazos. Si intentamos respirar cada tres brazadas al principio cuesta. Las primeras sensaciones son extrañas, incluso parece que se está aprendiendo la técnica de nuevo, hasta que se automatiza el movimiento.
Otro error bastante normal es dar la patada desde la rodilla. Para realizar una patada correcta hay que iniciar el impulso desde la cadera con la pierna estirada. De este modo, se consigue elevar la cadera y reducir la superficie de rozamiento del cuerpo contra la resistencia que ejerce el agua respecto a su desplazamiento.
También es común el arquear la espalda. Esto provoca tensión en la zona lumbar. Hay que intentar sacar el trasero del agua al tiempo que se realiza la tracción y se dan las patadas.
Para saber si nuestra técnica es buena o cometemos alguno de estos errores lo mejor es preguntar a los instructores. Os aconsejarán y propondrán ejercicios sencillos para corregir los errores y de esta manera, podréis beneficiaros de la natación.