Siempre hemos escuchado el tópico de que se debe comer cinco veces al día, para evitar que el cuerpo retenga grasas con mayor facilidad. Os explicamos qué deben contener esas cinco, e incluso, seis, comidas cotidianas, y cómo hay que repartirlas.
Cinco comidas al día nos ayudarán a mantener mejor nuestro régimen, básicamente por una serie de factores:
1) Logran que nuestro metabolismo no retenga tan fácilmente las grasas. Cuando pasamos muchas horas sin comer, el sistema digestivo activa un mecanismo de autoprotección consistente en retener grasas para intentar, de ese modo, asegurarse el alimento ante una previsible, fase de carestía. Comiendo a menudo desactivamos esa «fase de emergencia», por lo tanto, retenemos menos grasas.
2) La sensación de hambre disminuye porque, lógicamente, hemos ingerido más alimentos. Eso nos hará comer con menos ansiedad y en menor cantidad cada vez que consumamos algún alimento
3) El hecho de que comamos cinco veces al día elimina la posibilidad del famoso «picoteo» entre horas, lo cual nos evitará, con casi toda seguridad, el que ingiramos los alimentos «chatarra» tan desaconsejables.
4) También, al realizar más comidas a los largo del día, aseguramos el aporte de un mayor número de nutrientes. Son más los alimentos que tomamos, por lo tanto, más variados. Así las cosas, nos garantizamos la ingesta más diversificada en cuanto a minerales, vitaminas, etc.
5) Tal vez al principio resulte un poco pesado el tener que comer en varias ocasiones a lo largo del día, como los culturistas cuando se hallan en periodo de ganar masa, pero al cabo de poco tiempo ya lo habremos asumido como un hábito cotidiano y no nos supondrá ya mayor molestia, ni tanta incomodidad. Nos acostumbraremos a llevar con nosotros un par de piezas de fruta o una barrita energética donde quiera que vayamos, y haremos más habitual la ingesta de frutas y de lácteos.
6) Nuestro estado de ánimo mejorará. Normalmente, cuando una persona no come se torna más decaída, más triste y más irascible (pasa a menudo cuando alguien sigue un régimen). No será nuestro caso. Psicológicamente, empezaremos a perder la obsesión de que llegue la hora de la comida y, en cambio, el hecho de comer más a menudo, (que no en mayor cantidad), hará que a la hora de entrenar tengamos la fuerza mental de creer que tenemos el depósito «cargado», que no nos falta energía.
7) Al comer en cantidades más pequeñas y alimentos con mayor fibra (pan integral, fruta, etc.), nuestras digestiones serán más fáciles y suaves, los nutrientes llegarán con mayor rapidez hasta las células y empezaremos a sentir que el estómago se nos «deshincha» antes, y que las digestiones son más ligeras.