Lo importante no es moverte sino moverte bien; lo importante no es que hagas ejercicio, sino que lo hagas bien.
Llevamos años infravalorando los riesgos del ejercicio, subestimando la importancia de un buen entrenador, obviando la necesidad de un profesional que prescriba, programe, evalúe y supervise el entrenamiento.
Hemos convertido en normal bajarse una “rutina de ejercicios” de internet o coger un programa de una página de una revista para practicar por nuestra cuenta.
Hemos normalizado que una persona decida comenzar a correr sin realizar siquiera una consulta-evaluación inicial. Puede que creas que para correr sólo hacen falta unas zapatillas pero estás equivocado ¡MUY EQUIVOCADO! Se necesitas una evaluación inicial, una programación adecuada a tus características y un control y supervisión frecuente.
Lamentablemente sigue siendo habitual que se lancen frases tan genéricas y desafortunadas como “lo que usted necesita es nadar” o “salga a andar todos los días”.¿Cómo es posible que todavía hoy se hable de ejercicio con tanta ligereza? ¿Acaso no es relevante el tiempo, la intensidad, la frecuencia, la velocidad, la técnica,…? Y si todo eso es importante ¿Quién va a prescribir, programar, evaluar y supervisar todo eso?, ¿Lo dejamos en manos del paciente o el deportista?
La mayoría de revistas, webs y medios que difunden programas de ejercicios no se molestan en advertir de los riesgos de la práctica no supervisada, de las limitaciones de un programa “genérico”, ni en promover la práctica bajo supervisión de un experto en ejercicio. ¿Cómo es posible que no aparezcan conceptos tan troncales como prescripción de dosis adecuada, programación adaptada a la persona, progresión individualizada, control de cargas?
EL EJERCICIO REQUIERE DE PRESCRIPCIÓN Y SUPERVISIÓN DE UN EXPERTO.
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Fuente:Jesús Rivilla. Doctor en Ciencias del Ejercicio. Profesor de Universidad (UPM)