Todas las frutas frescas llevan pectinas, pero especialmente las manzanas y las frutas del bosque.
Las pectinas tienen la facultad de absorber el agua y la grasa. Cuando la acumulación de agua es grande las pectinas arrastran la grasa y el agua y por ese motivo la eliminan del cuerpo.
Las manzanas, por ejemplo, elevan el azúcar en la sangre de forma segura, lo que ayuda a mantener el metabolismo acelerado. Cuando los niveles de azúcar en la sangre son demasiado altos, la grasa no se divide adecuadamente en el cuerpo.
Además:
- Reduce el colesterol malo del cuerpo.
- Reduce los riesgos de ataques cardíacos y enfermedades al corazón.
- Controla los niveles de colesterol, protegiendo la salud cardiovascular
- Mejora la salud de los pulmones, pues promueve una mejor condición de sus membranas.
- Mejora la salud de los huesos, gracias a que contiene boro, un mineral importante para el sistema óseo.
- Ayuda a mantener el peso corporal y a adelgazar, pues aporta pocas calorías: ¡tan sólo 80!
- Reduce el estrés asmático.
- Ayuda a desintoxicar al organismo.
- Previene el estreñimiento.
- Mejora la apariencia de la piel.
Fuente: www.imujer.com/